Terre imprime en las superficies la espontánea imperfección de las formas y los volúmenes típicos del barro.
Las tres superficies tridimensionales, en los colores Cotto y Bianco, enriquecen las paredes con texturas deliberadamente irregulares y un cariz que evoca la calidad artesanal de los ladrillos hechos a mano. Los colores densos, con los naturales movimientos y las superficies de tacto sedoso, transforman el espacio en un lugar íntimo y evocan conceptos como tierra, calor y naturaleza.